miércoles, 27 de mayo de 2015

Pirry, personaje del mes en La Bobada Literaria


En La Bobada Literaria el tamaño sí importa:


En un acto de inclusión a las minorías (literalmente), por primera vez entregamos este homenaje a una persona en situación de pequeñez. Y no solo física. Nombramos a Pirry como personaje del mes también como un reconocimiento a la superación: el que empezó como el pequeño relleno de un programa de relleno –Francotiradores– terminó rompiendo marcas de audiencia en la televisión dominical colombiana, un logro que no se alcanzaba desde que Hi, there, Villa ganara Protagonistas de Novela.

Según él mismo, “Cuando uno es bajito toda su vida, no consigue novia durante su adolescencia, y le toca llamar la atención por encima de todo, eso lo convierte en un enano resentido”. La pequeña historia de Guillermo Arturo Prieto La Rotta cabe en esa frase pero la vamos a alargar como si se tratara de un episodio del programa que lo convirtió en el faro moral de Colombia.

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Todo comenzó en Boyacá hace más de medio siglo. Según Wikipedia, la mayor fuente de información en las investigaciones de alias Pirry, después de estudiar “Zootecnia en la Universidad de la Salle. En 1998 comenzó algunos talleres de arte, como el de Guión y Libreto en la Casa Nacional del Teatro y creación del personaje”. Suponemos que ese personaje al que se refieren es un enanito intrépido concebido para los millenials: en lugar de enfrentarse a becerros y hacer reír a los fanáticos de la fiesta brava, Pitufo Extremo tiene tatuajes y vive libre como el viento, peligrosa como el mar. En un país de mojigatos, que creen que fumar marihuana convierte a las personas en heroinómanas, alguien que se lanza de un avión en paracaídas representa toda una redefinición de la libertad, de los límites de lo humano. Así, haciendo payasadas extremas en la televisión colombiana, Pirry pasó de millenial a transmilenial.

Vuela, vuela, no te hace falta equipaje…

Ante el abrumador y constante éxito de Séptico Día, los creativos creativos de RCN tuvieron una idea: hacerle la competencia a Manuel Teodoro con amarillismo del siglo XXI. Ya no más de ese gastado formato de Primer Impacto o El Espacio, no; lo de hoy es decir hijuemadre, no usar corbata y mostrar que el mundo es un lugar muy peligroso y salvaje, incluso más allá de San Victorino. Teniendo en cuenta que para entonces apenas una ínfima fracción de los colombianos tenía acceso a la televisión internacional, copiaron formatos tan inanes como El cazador de cocodrilos para hacer una versión a la altura del país: muy baja. Con la profundidad investigativa y narrativa de Animal Planet y un sentido del humor heredado de Martín de Francisco –que menosprecia a Colombia por no haber sido colonizada por ingleses y despotrica de todo, como este blog–, este típico iguazo chimbchombiano empezó a hacer expediciones a cumbres borrascosas, abismos, cascadas y zonas aparentemente recónditas e inhóspitas en las que todo se encuentra bajo el control de la producción del programa pero que se ven de lo más de peligrosas, ¿tsí? Y esa fue la cumbre borrascosa de su carrera.

Esto es lo que sucede cuando se confunde libertad de expresión con libertad de excreción.


De repente, al igual que Martín de Francisco, Pirry creyó que estar en un programa de televisión con buen rating le asignaba la misión de un agente de la Fiscalía (y no nos referimos a la página web de chismes) o el poder de un juez de la República. Entonces, su personaje sufrió un punto de quiebre en el que pasó de payaso extremo a extremista de la moral (y la gramática escrita en paracaídas).


Armado con un cajón repleto de frases cursis, juicios de valor pírricos, música melodramática y denuncias al mejor estilo de Los amigos de Bart, el nuevo farito moral entró al Olimpo de los periodistas que creen que los problemas del país se solucionan en los medios, no en la vida real. Y como la (in)mensa mayoría de los colombianos también cree que los problemas del país se solucionan en los medios, Guillermo Simpson se convirtió en un ídolo de cobre. Es que “decir las cosas de frente” consiste en preguntarse al aire “quién responde”, no en ir a pedirle que responda al que debe responder ni en seguir los canales legales: esos no marcan rating ni tienen anunciantes.

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Por supuesto, el pequeño éxito siguió. En medio de la indignación de la semana (recuerden que el próximo domingo tendremos una nueva indignación) se pueden camuflar antigripales, bebidas energizantes, agencias de viajes, ropa deportiva y cualquier producto para un público que no es capaz de diferenciar entre una noticia y un publirreportaje. Si Especiales Pírricos hubiera servido de algo, Colombia no hubiera elegido tres veces a Álvaro Uribe Vélez. De todas maneras, los creativos publicistas del país siguen convencidos de que la juventud del país y la gente de bien –no confundir con la otra gente de bien– se guían por la invendible moral de Pitufo Político.




Y, claro, Pirry sucumbió al gustavogomezcordobismo: esa manía tan común entre los periodistas de creer que se las saben todas y que su opinión es muy importantísima y sus ideas, muy creativisisisísimas.




Pero la gente se cansa hasta de la fórmula del Dolex Gripa, por lo que la fórmula del Manuel Teodoro de las juventudes pensantes fue reemplazada por la indignación en las redes sociales –más inmediata, viral, participativa e irrelevante– y su programa no volvió a llamar la atención como antes. Ni siquiera cuando se convirtió en todo un símbolo uber sexual.


 
Su nombre entró en la lista de superadores personales como Jorge Duque Orinales, su cara se volvió asidua de las páginas sociales como la de cualquier Jessica Cediel, su ropa la vendían hasta en el Tía y hasta a las tías les parecía un tipo insulso dándoselas de irreverente e interesante. Ni con todos los premios TV y Novelas juntos, Guillermo Arturo recuperó su credibilidad.

Sin embargo, a punta de Vive 100, los creativos creativos de RCN tuvieron una nueva idea: conseguir un jefe de prensa competente para regar la bola de que van a sacar a Pirry del aire y, así, generar especulaciones, vender libros y, la más loable de sus metas, volver a llevar a los colombianos a las salas de teatro, que no se llenan para ver pelotas desde La pelota de letras. Ah, y también para que la gente volviera a ver Especiales Pírricos.

En esta nueva y novedosa faceta, nuestro pequeñín especial demuestra que el teatro en Colombia está más muerto que este blog. Y que la gente es tan mala lectora que necesita que el autor de un libro lo adapte al formato de stand up comedy.



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